Pero así como muchos se la viven día y noche frente a estos aparatos yo también lo hice en su tiempo, ahora de no ser por trabajos no estaría frente a la computadora tanto tiempo. Junto al celular también por entretenimiento, agenda, reloj, y comunciación lo tengo muy cerca.
Pero hoy me desconecté. Había tiempo libre, ningún amigo con quien hablar cerca y pude ver al cielo en mucho tiempo no porque me la viva pegado al suelo viendo una pantalla por gusto, sino por necesidad. Terminar un trabajo, mandar información, comunciarme con alguien, ver si se me hace tarde o voy bien, entre otras cosas, todo me hace limitar mi visión a la periferia lateral.
Vi el cielo y entiendo por qué la gente se maravilla con la naturaleza, porque a pesar de que convivimos con ella le dejamos de poner atención. Otra cosa sería si todos viéramos al cielo un momento, si tocáramos aquél pasto del parque por el cual pasamos a menudo, o nos detuviéramos a pensar en nosotros al despertar con el canto de las aves. Pero no hay tiempo para eso en el mundo actual.
Por eso, para los que lo tienen, los llaman perezosos, flojos, sin que hacer, despreocupado, y más, porque algunos sí se toman un poco de su tiempo para ver sus orígenes.
Recuerdo cuando veía los atardeceres y el cambio de colores azules a negro durante el ocaso, cómo se iluminaba la ciudad poco a poco y cómo parecía tomar otra vida de un momento a otro. Ahora sólo me doy cuenta cuando está iluminado por el sol y cuando está oscuro, y la mayor pare de la luz que veo es una luz artificial, el único verde que veo es una prenda de vestir, el único ruido de aves que escucho es cuando suena un teléfono...
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