Ayer me acordé de eso. ¿Quieres saber algo? Estoy muriendo. Hace mucho que no nos vemos y sé que eso no mata, pero quisiera por última vez decirte lo mucho que te extraño, sé que piensas en mí porque te he observado, cuando te pones a llorar y dices que ya no quieres sufrir más, ahí sé que e recuerdas, tal vez como una idea vaga, o como un pensamiento fugaz, o incluso como algo sin forma, pero sé que recuerdas el tiempo que pasamos juntas.
¿Te acuerdas cuando querías ser chef? A veces me pregunto qué pasó con esa niña que tenía sueños, luego recuerdo cuando se burlaban de mí y tú me defendías, pero al final eras sólo tú contra el mundo. Con esto quiero decirte que no te culpo, sé cómo llegaste a ver la vida en negro, sé cómo sentías en cada privación una necesidad de cambiar, sé que lo intentabas, sé que pedías consejo desde el anonimato, sé que luchabas pero nunca te atreviste a hablar, y también supe de esa soledad que te embargó, supe lo difícil de ese camino, también supe cómo era sentirte libre cuando tus padres hablaron contigo y no te quedó más que callar y soltar esas lágrimas de alivio.
Cuando ella llegó pensé que no iba a despedirme de ti, pero me dejaste y yo también, cada vez que salías del cuarto de paredes blancas el mundo te felicitaba, te decía que se veían muy bien juntas, que no había mejor forma de vivir, y así fue como te perdí.
Pero hoy, sólo quiero que recuerdes que aunque tú y yo ya no estemos juntas, siempre estaré dentro de ti, siempre seré la niña regordeta que jugaba a la comidita.
Y así me despido, adiós Ana.
Por si no me recuerdas te lo digo: "Hola, soy Ana, la chica que debía estar al otro lado del espejo"