Y si estoy bien no dejo de pensar, no sólo en el pasado,
en el hipotético ahora, en los mementos que creo que hubiera encontrado
cerca de ti o de ustedes, porque ya no sé si le escribo a la luna
o quizá a las pesadillas de viejos días donde volvía a la una,
de tu compañía, en calles solitarias pero me sentía con la luz de medidía.
Suelo huir de los problemas, porque me agobian muchas veces,
no dejo de pensarlos, suelo volver a ustedes.
A esas personas que habitan mi vida pasada, porque no he aprendido,
ni a quererme ni a escribir poesía para que queden atados, en algún verso perdido.
Todavía no te escribo, pero aún te pienso, todavía no te olvido
porque soy de los que entrega, de los que da, y queda perdido,
entre el vacío y entre la introspección, porque ya no pido.
No he sido bueno conmigo mismo, y he aprendido
que mis pesadillas están hechas de lo que yo olvido.