Bajando te das cuenta que no estás preparado, no tienes herramientas para luchar en un ambiente tan extraño, tan diferente y tan ligero, donde todo lo que se toca parece arder, incluso donde el infierno parece un témpano de hielo. Donde tu ala es drenada sin esperanza y donde los que alguna vez fueron amigos no son más que molestos salvavidas, que a duras penas y pueden hacerte flotar.
Con lo que bien pudo haber sido una cuchilla ardiendo bajo tus pies, el camino seguía sin cesar, no sabía por dónde o cómo llegar pero mi esencia iba destrozada desde el viaje. Quería volver a casa, quería que todo fuera un sueño, quería que fuese el último día o que todo fuese un sueño, porque así parecía, tan irreal...
Pasó un momento y un descanso que ayudó un poco, pero no encontraba mi lugar, como siempre, aunque ahora dije que no me haría a un lado, seguiría como la cereza en el pastel dando la diferencia pero al mismo tiempo siendo la competencia de todos.
Como siempre siendo el extraño que al final parece agradarles a todos, pero descubriendo que no permites dejar atrás el pasado, que hasta encontré un fantasma que movió más de lo que debía...
Y fue cuando me sentí perdido en el paraíso... (literal)
1 comentarios:
El verdadero paraíso no existe, porque entonces todos sentiríamos igual.
Y si, los fantasmas son el recordatorio de lo que fue y hasta de lo que pudo ser.
Saludos!!
Publicar un comentario