Camina en medio de rostros familiares, nadie voltea a verlo y a nadie le hace caso. ¿Puede confundirse el silencio con un grito de esperanza? Sin rumbo fijo sigue el camino, no hay nada que esperar más que volver a caer y dando vueltas en círculos lo más seguro es que caiga de la misma forma. La esperanza aún sigue pero se atenúa cada vez más, quizá desaparezca o sea una ilusión que no sea real o se aleja. El viento sopla pero sin ningún indicio de ayuda. Sólo con una maleta que no le pertenece, con poca fuerza después de salvar a los que serían en el futuro sus verdugos. Pidiendo ayuda y lo único que recibe es miseria compartida. Aún mantiene la fe, la esperanza y por eso sigue sobre ese camino, pero se cuestiona si vale la pena o no; siendo el único camino seguro hasta ahora conocido piensa en abandonarlo y hacer su propio camino, aunque eso significa perderse.
O seguir simplemente por la orilla del camino, donde está al borde de la oscuridad y la luz de la esperanza.