Aunque no fui el único, ni el principal, ni el primero, sí fui el que dejó más daño.
Un movimiento atrás y el silencio y nada ocurrió, la vida seguía ahora con la oportunidad de que el lastre se fuera de el entonces barco de felicidad. Sin nada más que alejarte.
Avanzaba sabiendo que el karma llegaría, sin saber que me hundiría después.
Las cosas encajaban y el destino me tentaba a pecar, y así fue, no tuve piedad ni corazón en destruirte todo lo que pude. A tu lado era la peor persona, a tu lado el mentiroso, a tu lado el inhumano que podías señalar, a tu lado era todo lo negativo, pero no podías ver que no te quería, no podías ver que no me interesabas y no entendías que sólo buscaba alejarte.
No viste el daño que hiciste al inicio, no viste cómo mi mundo lo derrumbabas sin saber que donde vivía eran las ruinas de lo que una vez fue el paraíso.
Tres contra uno, dos contra uno, dos contra dos...
Viví sin ti pero con culpa, y tú no pudiste vivir sin mí, sin culpa y sin miedo.... sin odio.
Pero cambié y tú también, no lo suficiente pero dimos un paso y como siempre callé todo, hasta que al final uno de nosotros habló, y decidimos dar ese paso y sanar las heridas infectadas hace tiempo.
Un momento de poder hablar y explicar, como siempre el momento inadecuado hasta que decidimos ir a un lugar tranquilo. Nunca fui quien creías que era y nunca lo seré, aunque no entiendas eso deberás aceptar que no hay control en mí, ni tú ni nadie, y no me conoces para decirme mentiroso, no me conoces para juzgarme, pero puedo decir que a través del tiempo entendí que los mejores amigos pueden volverse los peores enemigos, y los enemigos pueden volver a ser amigos.
No soy tan diferente a ti, pero eso evita que podamos estar cerca.
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