En la mañana era difícil despertar sin todas sus tuercas, pero lo conseguía después de una taza de aceite bien cargado.
Un robot preparado, desde que tiene memoria siempre actualizaba su base de datos cada tarde, mientras, por la mañana, se dedicaba a trabajar para mantenerse, era ayudante de la base de datos principal de la oficina de contabilidad de la ciudad, y aunque era un puesto importante sentía que faltaba algo más.
Conocía muchos robots, había tenido chispazos con alguna robot, e incluso un par de cortocircuitos por la incompatibilidad de sus sistemas, aunque él nunca quiso aceptarlo. Pero seguía faltando algo.
Hasta que conoció a una robot que era perfectamente compatible, Sobig, compatible y perfecta, nueva en la ciudad, exportada de Estados Unidos, desconocida y perfecta para encontrar entre los dos lo que faltaba. Tan compatibles que en poco tiempo comenzaron una vida juntos.
Durante unos días la vida tan perfecta, que el hueco de nuestro robot comenzaba a llenarse, pero un día vio a Sobig caminando por el parque con un robot comerciante, no le tomó importancia pues creí que sólo se trataba de una falla en su sistema visual. Conforme iba caminando veía a todos los robots con parejas, muy similar en la forma de actuar de Sobig.
Al llegar a casa nuestro robot se desconectó para salir con Sobig luego. Por la tarde, al activarse de nuevo, vio que su caja central estaba abierta, sus tuercas en el suelo y como no se las había quitado pensó que estaba fallando, las colocó y buscó a Sobig sin encontrar rastros, no se enojó, no se entristeció, nuestros robot no sintió nada, fue cuando reviso y su unidad de compatibilidad había desaparecido.
Al encender la televisión se anunciaba la llegada de una amenaza, había un robot liberado por algún terrorista, contenía una fuente de virus que robaba unidades compatibles del que se acercara, se reproducía al sacar la unidad y dejar al robot sin nada, unos días después se activaba un nuevo código para sacar unidades a otros robots y regresar a la normalidad, pero cada unidad era única y funcionaba sólo en el robot que la poseía, por eso era de alto riesgo, un virus libre en un mundo informático.
El nombre del principal sospechoso: Sobig, se esparcía por sus alta compatibilidad y por actuar al desconectarse otros robots. Los robots infectados debían pasar a cuarentena, y en un mundo desechable de robots, todos sabían el destino de la cuarentena.
El robot que una vez soñó ahora caminaba por las calles sin rumbo, no sabía si buscar a Sobig o ir a cuarentena, al final sabía la realidad, sólo fue usado por alguien más y esta vez sin sentimientos y sin lo que para nosotros humanos es un corazón, caminó, y como el hombre de hojalata, el robot caminaba sin sentimientos en busca de un corazón.
Epílogo
Una semana después, el noticiero anunciaba una variante del virus Sobig, un robot que sólo robaba unidades de compatibilidad para destruirlas y seguir su camino al fin del mundo.
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Inspirado en El Hombre de Hojalata del Mago de Oz, en el virus Sobig.F y en una historia que empecé en una materia y nunca pude ni siquiera iniciar.
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Inspirado en El Hombre de Hojalata del Mago de Oz, en el virus Sobig.F y en una historia que empecé en una materia y nunca pude ni siquiera iniciar.
3 comentarios:
Me gusto mucho, el cual siento algo en similitud en algo que estoy pasando. Lamentablemente si cargo sentimientos, que usualmente son alegres, pero últimamente me he dejado ir por las "negatividades" y por los malos pensamientos. Todo por una persona :/
Es mejor seguir el camino como un lobo solitario, por lo menos eso pienso ahorita.
saludos Guerrero!
Wow que entrada totalmente buena y triste a la vez... la verdad pobre robot... me gusto me gusto y mucho bravo espero que andes bien y suerte
cuidate
que bonito, ahorita que estaba leyendo lo ultimo me acorde de una película que vi hace poco
:O le cambiaste el diseño al blog? se ve bien
al fin puedo venir a comentarte :D
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