Sabes que algo pasa. Lo sientes en el aire y en la piel. Sientes moverse la sangre por tu cuerpo.
Comienza el frío, no quieres estar en ningún lado sólo quieres movimiento, no hay a dónde ir, antes corrías con mamá o papá. Es como la oscuridad cuando te cubre, vayas a donde vayas estará.
El corazón se mueve hasta hacer temblar todo, el cuerpo se queda inmóvil aunque bien podrías correr, pero quisieras atacar. No sabes a quién o a qué pero atacar. Encuentras el objetivo y sabes que lo único que ocurre es tu mente a la defensiva.
Nadie te ayuda y ni siquiera puedes hablar. La garganta se cierra. El peligro es real pero no sabes qué hacer. Desearías estar en otro lado.
Sudas pero todo es más frío, ya no sientes las manos o los pies, la respiración se acelera y quisieras hacer muchas cosas menos estar en tu lugar.
Miras el cielo buscando ayuda y de repente todo se vuelve más negro.
Es el miedo y nada más. O eso esperas.
Vendedor ambulante
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Mi vocabulario no viene de la educación formal
Hoy lo revolucionario radica en lo tradicional
Con tantos cambios se pierde tu individualidad
Las modas pasan...
Hace 3 semanas.
1 comentarios:
La sensación de miedo es inherente al ser humano...de hecho, muchas veces funciona como pistón para impulsarnos a realizar cosas. Lo que sí, jamás debe de controlarnos porque paraliza; y estar quietos nos vuelve blanco fácil.
Al final, es como en el Aikido: usar a favor la fuerza del enemigo. ¡Saludos!
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