Aún siento el pasado y todo lo que quedó atrás, la puerta del amor nunca abrió y aunque me prometieron una ilusión infantil jamás llegó, nunca es buen negocio hacer con la muerte porque es más antigua que los engaños. Así es como terminé acá, creyendo que había esperanza pero ahora un dulce final, algo que jamás pensé, aquella bella noche que debía ser oscura ahora está iluminada por un azul que brillaba acompañado de la oscuridad nocturna. Ni la luciérnaga del amor habría podido lograr iluminar toda la inmensidad.
Pensaba que la soledad había vencido al infinito, pero en la negrura del espacio me sentiré más cómodo que en la soledad más oscuro de la Tierra.
Por un momento tengo fe, por otro momento ya no se a quién.
Así pasan los días.
--- Carta del forastero. ---
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