Una tormenta afuera, otra adentro.
Mi padre en el hospital, mi mente en el pasado.
Ideas sobrevuelan, ninguna aterriza.
Palabras en silencio, miedo en voz alta,
la casa está llena de mí en este momento, se siente tan vacía.
Reflexiono, las casas no sienten, pero sí hay vacío.
La muerte es algo que se me complica, nadie habla de ella pero es algo inevitable pensar.
Cierro las ventanas para dejar la lluvia afuera, me pregunto recostado sobre la cama,
en ese intento burdo de diván,
si en realidad estoy dejando fuera a la lluvia o me estoy encerrando a mi mismo.
La última opción es la que menos quiero pensar, por tanto la más obvia.
Y otra vez... sin palabras.
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