Si en este momento me abrieran la puerta al cielo pensaría dos veces antes de entrar porque eso significaría que estaría muerto.
Si me abrieran la puerta al infierno no entraría porque ya conozco a mis demonios y no tengo interés en estar rodeado de los demonios de otros, además hace el suficiente calor aquí como para querer entrar.
Si abrieran la puerta a la fama no aceptaría perder mi vida a cambio de cámaras y entrevistas que ni siquiera en mi muerte pudiera tender trascendencia por mi egoísmo.
Si abrieran la puerta al amor la cerraría porque no sé si me amo lo suficiente para poder amar a alguien más, y sería una acción muy altruista para mí en este momento de duda.
Si abrieran a la tristeza la dejaría abierta para que entre el frío de la ausencia de vida y aleje el calor que mi ventilador no puede.
Si abrieran la puerta al fracaso quizá no se pueda ni cerrar así que no haría mucho por ella.
Si abrieran la puerta al odio pensaría en meter un pie y quizá así tenga un objetivo al cual perseguir con tanta energía como antes.
Si abrieran la puerta a la apatía probablemente me daría cuenta que ya entré pero no sé si me quedé.
Y si se preguntan por mi ausencia pueden volver a leer esto y quizá puedan explicarme un poco mi vida,
Vendedor ambulante
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Mi vocabulario no viene de la educación formal
Hoy lo revolucionario radica en lo tradicional
Con tantos cambios se pierde tu individualidad
Las modas pasan...
Hace 3 semanas.
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