Y veo por la ventana de ese cuarto con piso de madera y techo casi a la cabeza, me siento cómodo y a gusto, pero sé que es como un laberinto de Alicia en el País de las Maravillas, dos gatos y 3 amigos que el destino unió, y sin embargo al ver por la ventana sólo puedo ver parte de la ciudad y al fondo un atardecer casi primaveral, pero no era el sol que se veía sino su reflejo, un reflejo naranja sobre el este de la ciudad y al igual que ese espejo un recordatorio de algún momento del pasado.
No era la mirada era el recuerdo lo que quedó, era esa sensación casi cumbre de que algo había vivido de la misma forma pero en otro tiempo y contexto. El aroma a hierbas y el calor del día no ayudaban a recordar más pero la zona y la vista me trasportaban a otro lugar del pasado que no pude conectar, pero un conocimiento había adquirido ese día, no sé si era un recuerdo del pasado o una imagen distorsionada del presente, lo único cierto era la calma que obtenía ese día.
Pero ese recuerdo aunque no me atormenta me atrapa, quiero encontrar cuál es su origen pero quizá esté en un viaje imposible de identificar, lo único cierto sería la posibilidad de que alguna asociación futura pueda ayudar a encontrar más recursos, mientras debo quedarme con esa imagen del atardecer naranja siendo un reflejo del sol muriendo, quizá no sea un recuerdo, sólo un espejo de algo que hace falta o que vivo, pero mientras quedaré con esa vista como recuerdo de algo que estuvo más vivo.
Vendedor ambulante
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Mi vocabulario no viene de la educación formal
Hoy lo revolucionario radica en lo tradicional
Con tantos cambios se pierde tu individualidad
Las modas pasan...
Hace 2 semanas.
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