Recostada espera ser la presa, se cansó se cazar y cantar historias. Se cansó de saber que las bestias con música se calman.
Sobre su piel las garras, pasión y bestialidad sobre la seda de la inocencia. Ojos silvestres que nunca han visto la compasión y colmillos que no conocen el sabor de la ternura en los labios del amor.
Cantante de óperas para sordos, soñadora de estrellas fugaces. Ella vio el cielo por última vez antes de recostarse a guardar luto por aquél que nunca la miró.
Bella y bestia no pueden caminar juntos, sólo en algún cuento existe la fantasía, esa de que con una cuerda atas al más loco de los seres.
Nos enamoramos de lo que puede doler...
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