Salió y regresó con el señor de cabello gris y blanco, vestido con una
especie de playera gris muy vieja y sucia, y unos pantalones cuyo color era
dificil de adivinar, contrario a lo que creía el muchacho no olia tan mal como
parecía, el señor se acercó y se sentó en un sillon que en algún momento fue de
color naranja, en su mano un hurón que cuidaba.
Carlos no tuvo tiempo de pensar en nada pues tras sentarse el señor
llegaron más personas, todas conocidas por el muchacho.
Eran personas de su pasado, gente que había conocido en la secundaria y
estudios medio superiores. No tenia duda de ello, llegaron y muchos lo
saludaron a ál y a los demás, el señor se levantó y se acercó la señora de bata
blanca que les decía que se acomodaran en ese mismo lugar.
Mientras llegaba gente algunos se sentaban y sobre todo las chicas
renuentes a ensuciarse o contaminarse de algo al final aceptaron usar esos
sillones viejos que agruparon alrededor de la mesa como cuando te sientas en
una fogata de campamento.
El muchacho se encontró separado de sus tres compañeros iniciales pero
descubrió que una chica de la secundaria con la que no se llevaba y no veía en
casi 10 años estaba cerca de él.
La chica lo saludó efusivamente y él respondió igual aunque con la
cabeza aturdida por no saber que pasaba, ella le comentó que los habían citado
a varios para estudiar el caso del paciente encontrado, se dio cuenta que todos
ahí estaban en el campo de la salud, ya sea fisica o mental... o eso suponía
Carlos, pues Paola y su vecino trabajaban en oficiosdiferentes lejos del área
de salud. Era una ciudad pequeña, pensó. Quiza por eso los conocidos llegaron
de esa forma.
Eran aproximadamente 9 personas sin contar a los 3 iniciales y esperaban
otro par que al entrar no reconoció.
La señora de bata blanca interrumpió de nuevo toda conversación y ayudó
a repartir carpetas con varias hojas, cuya pestaña se leía "Paciente
X". No sabía si era por desconocido o por algún número de folio. La señora
dijo.
- Supongo que deben preguntarse qué hacen aquí, les diré, éste señor -
dijo tomando del brazo al señor de cabello gris y blanco mientras apretaba
contra sí mostrando miedo a su hurón- lo encontramos en esta misma casa, el
gobierno no sabe qué hacer y ha pedido a varias universidades e insituciones
que les hablara por sus recomendaciones, ustedes se encargaran de ayudar en el
destino y descubrir la historia de esta persona. - Todos miraban al señor pero
sus oídos atentos a lo que decía la dama de bata blanca.
- Esos expedientes los encontramos aquí - dijo mientras abría el
expediente original ya muy viejo y amarillo por el tiempo -, está muy revuelto
y viejo por eso necesitamos su ayuda. Lo único que podemos decirle es que era
paciente del hospital psiquiátrico que estaba en el edificio de atrás -dijo
señalando por la ventana que estaba a espaldas de Carlos y su vieja compañera
de secundaria, un edificio que ahora servía como dependencia gubernamental de
algo en relación a adultos mayores.
- Como sabrán algunos y para los que no - siguió la mujer de bata blanca
- esta manzana fue un hospital psiquiátrico hace casi 30 años pero se movió y
las cosas cambiaron, menos ese edificio principal. Pero sabrán sobre esa
leyenda del Paciente número 10 - dijo señalando la pestaña de la carpeta
mientras el dilema de Carlos se resolvía, era un número de folio se dijo.
- Creemos que la persona que me acompaña es el Paciente número 10 y de
ser así deben saber que tiene esquizofrenia, aunque no especifica su tipo ni su
gravedad o si estaba bajo tratamiento, es por ello que necesitamos saber todo
lo posible y que nos ayuden, necesitamos saber sobre ésta persona para conocer
su destino.
- Por qué nosotros - pregunto la voz de su vecino que evidentemente no
sabía nada de lo que se decía.
- Porque ustedes invadieron propiedad privada y no se preocupen, tienen
buena compañía- dijo la mujer de bata blanca viendo a Carlos mientras recordaba
las buenas referencias que le habían dado en la universidad sobre el chico
- aprenderán algo bueno y ayudarán a su comunidad - terminó la mujer de forma
innecesaria viendo al vecino.
Carlos no se dio cuenta la sonrisa del paciente X y la mirada fija
posada sobre el. Comenzó a inquietarse y mirar a los demas con gran enojo y
seriedad reflejando intenciones que no parecian buenas, pero la señora de bata
blanca percibió eso, así que dijo
- Lean el expediente... mientras llevaré a este señor a otro lado - dijo
saliendo con sus otros dos acompañantes de bata blanca.
Carlos seguía sin percibir lo extraño de la situación, pues
increíblemente sólo tenía una idea en la mente: el cuaderno.
1 comentarios:
Ah, caray. Las tensionantes batas blancas. Como fantasmas.
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