El chico tomó sus recuerdos más felicices y los guardó en maleta. Todo el camino fue vacía.
El perro que esperaba a su amo murió de tristeza antes de morir de soledad o hambre.
La nube feliz fue devorada por la tormenta, que la obligó a destruir gran parte de la ciudad, y se vació en el camino.
La mujer no tuvo más que dejar ir a su hijo, para quedarse con los recuerdos de su infancia.
Los sueños desaparecieron al sonar el despertador, se volvió una pesadilla al levantarse de la cama.
No hubo más días soleados desde que tuvieron que refugiarse en la cueva.
Ni la muerte pudo escapar, al final todo muere.
Vendedor ambulante
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Mi vocabulario no viene de la educación formal
Hoy lo revolucionario radica en lo tradicional
Con tantos cambios se pierde tu individualidad
Las modas pasan...
Hace 3 semanas.
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