Al final el hombre fuerte y que todas desean se vuelve un anciano que apenas puede respirar, la mujer que buscaba comprar tiempo termina con huesos y plástico. Lo que alguna vez estuvo arriba terminó cayendo, lo que se levantaba no creció por siempre, los sueños ahora son historia.
Cuando la estrella que era antes se desmorona no se vuelve un estrella marchita o apagada, sigue brillando de forma intensa y de otra manera. Algunas personas se marchitan con elegancia y dejan un legado importante, pero hoy vemos a esas personas que en un momento brillaron, personas que ahora dominan las portadas de revistas, las notas de espectáculos, las que alegan sobre su identidad para conseguir un lugar en un restaurante.
Al final pueden seguir brillando pero seguirán siendo parodias de sí mismos, y a veces somos un sarcasmos de quienes fuimos, un recuerdo opacado por la decadencia. Lo que importa no es lo superficial, porque eso termina por caerse, lo de adentro de mantiene y vive por mucho tiempo.
En algún momento todos nos volvemos mensajeros, transmitimos la mortalidad y que en el juego de la superficialidad nada es para siempre, sólo se hace llamativo. Al final queines se rodeaban de gente sólo tienen recuerdos muertos a quienes sufrir, y los que vivían solos se quedan sin los únicos que los apoyaba, ellos mismos.
Todos caemos en una parodia de la belleza y cerca del final nos damos cuenta de que somos monumentos decadentes de lo que nuestro mejor tiempo fuimos. Aunque no importa quiénes fuimos o quiénes seremos, sino lo que somos.
Final del 2024
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Este año fue muy crudo.
Crudo.
No encuentro mejor palabra para describirlo.
Mi salud, tanto física como mental, fue presionada contra los límites de lo ...
Hace 3 meses.
1 comentarios:
Cuánta verdad, desde el primer párrafo.
La meta debe ser volverte memorable e inmortal mediante tus obras, tu aporte a la sociedad, tu conocimiento, y por supuesto... tus valores. Otorgar valor solo a la apariencia física es cegarse.
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