He aprendido por las malas que a veces es necesario callar y que la otra persona crea que es mejor y se sienta superior a nosotros, porque a veces tiene más poder de un lado que nosotros no, aunque en general nosotros estemos por arriba, no es simple educación el callar, sino a veces es cuestión de supervivencia.
Hoy bien pude recordarle todos los antepasados a una secretaria y la directora, y una trabajadora que por suerte no estaba, pero no lo hice porque si lo hubiera hecho algunos trámites para los cuales no tengo ningún poder, se hubieran ido abajo, en estas situaciones no hay control.
Pero cuando llega la víctima lastimosa que no puede supuestamente hablar puedes decirle que no quieres aceptar el producto que vende, como me pasó una vez en un carro que se subió alguien y le insistí que no, llevaba audífonos y creo que hablé ligeramente fuerte porque algunos voltearon a verme, y tenía el control sobre mí, sobre decidir que no quiere que me impongan algo que no me interesa, o cuando alguien intenta decirme que haga algo que no quiero.
He aprendido que el silencio puede hacer mucho daño, pero a veces es necesario, y a pesar de que las emociones nos ganen hay veces que debemos resistir, porque no siempre podemos ganar.
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