El último paso, el último esfuerzo, la última carga sólo preparada.
Interrumpido el camino por un pequeño desvío, una pequeña aventura nocturna que tenía dos caras, un sueño que cada momento era imposible creer, volver a casa después de lo que había parecido una eternidad.
Marcando el tiempo sin minutos y horas se había vuelto algo común para él y al final comenzaba una cuenta regresiva tan familiar que había olvidado.
En la entrada del túnel sólo esperaba, unos cuantos abrazos fueron el final, y un esperado adiós comenzó a transformarse en un aferrado mantenerse.
Al final el paraíso había atrapado destruido una parte de su infierno, la despedida no dolió pero no fue agradable. El paraíso alcanzado no era un paraíso eterno, y descubrió que en el cielo no reina cualquier dios.
No volver más que por la esencia de lo que fue, y con eso se despidió, en un adiós bienvenido.
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