Saliendo al mundo exterior.

Resistiendome a la intemperie, esperaba que todo pasara rápidamente que todos se cansaran de decirme: "Vamos afuera, sal, anda vamos..." esperaba que se aburrieran de decir eso, pero no me aburrí más rápido yo como en la mayoría de los casos. Al dar el primer paso al mundo exterior, lejos de la comodidad de un asiento y del refugio que te protegía de todas las miradas y el clima de allá afuera, se sintió el abrasador calor del Sol que destellaba como tratándome de destruir con sus mortales rayos de calor pero aun así logre salir y no rendirme, di el segundo paso mientras todas las miradas de quien estuviese por mi rango visual y quizá más allá de eso se posaban sobre mí sin poder hacer nada más que seguir caminando, a dónde era algo que sabía pero no quería, subir las escaleras que comunican la parte de abajo de la escuela con la parte más atestada de personitas, seguí caminando aun cuando una parte de mí (racional) quería regresar, seguí avanzando mientras una tormenta de rayos del Sol me bombardeaban seguido de una ráfaga de miradas chismosas y vacías mientras a mis oídos llegaba una conversación absurda o interesante... ya no lo recuerdo, era una conversación simple, avanzamos y avanzamos llegamos a uno de los puntos que menos me gusta: las escaleras. Custodiada por dos largas bancas llenas de personitas que te vigilan para ver quién eres, qué haces y sólo ellos sabrán qué más, los escalones (si ya es bastante aburrido y cansado de subir cuando estás cansado y aburrido) se hacen interminables bajo esas miradas y ya no sólo es un desafío físico, sino también mental un desafío que se debe superar porque el mejor camino es el línea recta y cuando esa línea atraviesa esa parte de la escuela no me gusta pero aun así lo domino, seguíamos caminando por esa montaña de escalones interminable, cuando llegábamos al final y las miradas terminaban de azotarnos la espalda y la cumbre de esos escalones llegaba a vislumbrarse salieron como flechas mortales nuevas miradas que se dirigían hacia abajo, hacia nosotros, hacia mí. Tratando de recuperar fuerzas para combatir con espada y escudo logre convertir esas miradas burlonas, chillonas, molestas, chismosas e infantiles en miradas que no quisieran volver a voltear, no sé cómo pero logre salir de aquel "túnel de la muerte" para terminar otra vez en otro espacio al aire libre, mientras por atrás y adelante dos edificios de salones con sus respectivos alumnos se asomaban tras sus amurallados lugares rodeados de los vidrios de la ventana, sin poder atacar yo sólo podía usar ese escudo que no sé cuando lo encontré. Seguí caminando hasta refugiarme en otro "túnel" donde no quería estar pero ya estaba ahí cerca de la mitad del camino, ya no había forma de regresar, seguí caminando mientras las miradas aumentaban ya que estábamos cerca de la entrada, el ruido de los autos empezaba a aumentar, los rayos de Sol se preparaban para el bombardeo aéreo y el viento salia por todos lados para atacar, todo empezaba a subir de nivel... Caminé sin decir nada más que "sí, ajá, no, ah..." seguí sólo observando y combatiendo quizá hasta con mis propios fantasmas que he visto muchas veces y aun no logró que digan adiós, seguí en ese camino de bombardeo avanzando sin poder protegerme llegábamos a la entrada al punto más álgido del camino, el mundo exterior por fin revelaba su verdadero rostro: un monstruo lleno de ojos que silbaba igual que los automóviles mientras lanzaba sus destellantes y ardientes rayos de Sol aumentando su velocidad gracias al viento; no sabía qué hacer estaba por rendirme cuando logre atravesar quien sabe como la carretera que era ahora el punto más fuerte de sonido donde convergían todos los terrores, trampas, miedos, armas, ataques, como quieran llamarlos del mundo exterior, estábamos allí, a la mitad de la nada sin protección corrí hasta llegar a la banqueta, el monstruo me seguía aterrorizandome con sus miradas, llegue por fin a la tienda donde espere a que hiciera sus compras, espere y espere recuperandome un poco me prepare para el viaje de regreso, al regresar el monstruo parecía haberse encogido, las miradas ya no eran tantas y no eran las mismas que al principio, el ruidos de los carros había parado para volverse un ruido de plástico siendo aplastado por una tonelada de acero, el calor del Sol se opacó por unas cuantas nubes, el aire era el único que había aumentado, se había convertido en mi aliado arrastrando las nubes y el ruido para que no me atacar aunque el precio era el frío que se sentía y una que otra basura que entraba en los ojos y tenía que proteger pero eso también debilitó los ojos del monstruo exterior, seguí por un camino diferente, tranquilo y solo, comparado por el que había pasado al principio, camine y camine hasta llegar al salón donde las miradas estaban distraídas, y logré entrar sin ningún problema antes unas cuantas miradas que evadí sin problema y logré vencer de nuevo en esta batalla que no sé cuanto más durara, en este camino del salón a la tienda...